Diario del Huevo 12/01/2011. Última foto. La familia unida. ¿Qué estarán mirando? me pregunté al fotografiarlos. Después me distraje. Un minuto más tarde ya no estaban. Creo que no miraban nada en particular; sólo estudiaban el espacio aéreo para iniciar al pichón. Me lo perdí. El proceso duró casi exactamente un mes. La maceta vuelve a estar vacía, aunque ahora rodeada de cagaditas negras, blancas, grises.

Recuerdo una mañana en que me dirigía apurado a la escuela, pues me habían elegido como abanderado para un acto. Iba recién bañado y peinado –con raya al costado, según me había enseñado mi papá–, y con el guardapolvo inmaculado, recién planchado por mi mamá. Caminaba derechito, concentrado, muy tenso y angustiado, pues jamás había transportado ni izado una bandera, lo cual suponía un honor y una gran responsabilidad. Iba, pues, repasando mentalmente los precisos movimientos que en breve debería realizar con el estandarte patrio, cuando una oportuna y certera paloma me decoró el hombro con su tibia materia fecal, como diciendo: “Tranquilo muchacho, que no es pa tanto”.

Así que no les guardo rencor. Que sean felices. Que coman lombrices. O lo que encuentren por ahí. Adiós, amiguitas. Adiós, Diario del Huevo. Adiós.

No hay comentarios:

Publicar un comentario